Gracias por estar aquí, coincidiendo amorosamente conmigo, estoy segura que encontrarás eso que tanto anhelas. 
​
Quiero cotarte que transite por la llamada crisis de los 40” un término popular que se utiliza para describir un período de transición emocional y psicológica que algunas mujeres experimentamos alrededor de los 40 años.

 

Viví sentimientos de insatisfacción personal, cuestionamientos sobre el propósito de mi vida, preocupaciones relacionadas con el envejecimiento y mi identidad personal, me sentí perdida en el camino, no me conocía, sentía que lo que hacía ya no me gustaba, me sentía totalmente incomoda y confundida y aunque lo tenía todo ya nada me hacía feliz, vivía con una rutina establecida, estaba disponible todo el tiempo para suplir las necesidades de las otras personas que me rodeaban, pero nunca estaba para mí, yo no era prioridad.
​
Afortunadamente logré darme cuenta que el conflicto era yo misma, eran mis pensamientos y mi falta de acción, había cedido mi poder y mi valía a otras personas y no quería salir de la zona cómoda en la que creía que estaba, no me creía merecedora de vivir y disfrutar una vida plena.
​
Tuve la oportunidad, pero sobre todo el tiempo de validar esa incomodidad que sentía conmigo misma, me detuve, me miré conscientemente frente a un espejo y formulándome una serie de preguntas descubrí que no estaba viviendo para mí, descubrí que yo debía estar de primera en la lista de prioridades. Y así fue como empezó mi historia cuando empecé a vivir de nuevo después de los 40. 
​
El mayor logro que obtuve fue ese autodescubrimiento, fue maravilloso volver a sentirme en libertad, dueña de mi vida, de mi tiempo y de   recuperar mi amor propio y mi confianza.
​
“La mariposa antes de ser mariposa vive varios procesos, que, aunque no son fáciles, si son necesarios para llegar a SER”.
​
Hoy amorosamente te cuento que, así como la mariposa, viví el proceso de transformación y logré romper mi crisálida, me convertí en una mujer segura de mí misma, feliz, libre de ser y hacer, una mujer que ama su cuerpo físico y que sabe poner
límites saludables, una mujer líder.
​
Pero todo esto no lo hice sola, transite este camino primeramente con la ayuda divina de mi gran Dios, mi esposo con su gran paciencia, mis dos hijos con su amor incondicional, mi familia, mis amigas, mi gran mentora y mi terapeuta, todos ellos fueron y seguirán siendo mi sostén porque no soy un producto terminado, recuerda que nuestra vida es como esa montaña rusa, que sube y baja, que da giros fuertes e inesperados pero que al final volverá a la calma.

 

Y es por esto que hago lo que hago, Mentorear mujeres. Si en este momento estas experimentando algo parecido, estas en el lugar correcto, se cómo ayudarte.